Correr descalzo contribuye a reducir el riesgo de lesiones.
Los beneficios se obtienen siempre y cuando se logre cierta destreza técnica, según un estudio de las universidades de Granada y Jaén.
Científicos de las universidades de Granada y Jaén han demostrado que correr descalzo, el denominado 'barefoot running', siempre que se haga de la manera adecuada, disminuye considerablemente las posibilidades de que el atleta se lesione, ya que produce cambios significativos en el tipo de apoyo del pie, independientemente de la velocidad del corredor.
El empleo del habitual calzado protector moderno parece incentivar la técnica opuesta: iniciar el contacto con el suelo con la parte posterior del pie (zona calcánea, apoyo retrasado), lo cual genera importantes picos de impacto que inciden negativamente en la salud y el rendimiento deportivo del corredor.
Los beneficios de la carrera descalza son alcanzables siempre y cuando se consigan adquirir unos hábitos técnicos, ya que, en caso contrario, la carrera descalza podría implicar la aparición de otros factores de riesgo. Por ello se debe ser prudente a la hora de iniciarse en dicha práctica.
En este trabajo ha participado el equipo de investigación multidisciplinar de la UGR denominado HUMAN LAB, ubicado en el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS), que cuenta con las más avanzadas tecnologías para abordar de forma integral el análisis de los indicadores de salud y eficiencia de los corredores.
La investigación ha sido publicada en la revista Journal of Sport and Health Science, en un artículo en el que se recogen los resultados obtenidos tras desarrollar un programa de entrenamiento basado en la carrera descalzo de doce semanas de duración para comprobar los efectos producidos en los corredores.
En el estudio participaron 39 corredores voluntarios, que desarrollaron un programa con ejercicios específicos realizados en césped natural cuya carga era progresiva. Los ejercicios estaban basados exclusivamente en carreras de forma continua o interválica y sprints.
Tras el período de entrenamiento, los científicos comprobaron que los atletas que corren descalzos cambian significativamente la técnica con la que impacta inicialmente el pie con el suelo. Los corredores de apoyo retrasado, gracias a este programa, modificaron de forma significativa hacia un patrón más adelantado, tanto a velocidad de carrera confortable (del 55,6% de apoyos retrasados a sólo el 11,1%) como a velocidades más elevadas (del 58,3% de apoyos retrasados al 13,8%).
Otros resultados significativos obtenidos están asociados con el riesgo de lesiones, donde los investigadores observaron que respecto a la eversión interna del pie donde, en este caso, se logró mantener invariable y los referentes a la rotación del pie y tobillo en cambio, variaron desde un 5,5% hasta un 13,8% hacia una rotación más externa.
"Este comportamiento mecánico en las extremidades inferiores, unido a un excesivo movimiento trasversal del tobillo, parecen estar íntimamente ligados al desarrollo de lesiones de carácter crónico", explica uno de los autores de esta investigación, el profesor del departamento de Educación Física y Deportiva de la UGR Víctor Manuel Soto Hermoso
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Fuente: jano.es
Fabio Diez - PersonalPRO
Entrenador Personal - Nutricionista - Divulgador Nutricional